Hacía ya tiempo, algunos años, que le daba vueltas a lo bonitas que me parecen las motos de la mítica marca Royal Enfield y a lo que me gustaría tener una. Tanto lo pensé que al final me decidí a hacerme con una y probar lo que son los viajes a lomos de esta moto. Esta es la historia de cómo sucedió.
Todo lo que iba leyendo sobre la marca. Su historia, el funcionamiento de sus motores, la filosofía de viajar con ellas, el hecho de ser la marca de motos en activo más antigua del mundo… no hacía si no acentuar mis ganas de ser el dueño de una Royal Enfield. Concretamente una Classic 500, que es la que siempre me ha gustado.
Así fue que mirando anuncios encontré esta que me conquistó y pronto me puse en contacto con su propietario.

La conversación y el buen estado de la moto con muy pocos kilómetros dieron su fruto y unos días después me estaba desplazando a Castellón, a algo más de trescientos kilómetros de mi casa para ir a por ella.
Coincidió que ese mismo día mi amigo Marco había viajado hasta Murcia para ver otra Royal Enfield que a el le gustó. Una Classic Battle Green. Esta circunstancia sirvió para, cuando el iba de regreso, quedar en Castellón e ir los dos a buscar mi nueva moto.
Un par de horas después de encontrarnos ya estaba la operación hecha. La Royal Enfield ya era mía.
El anterior propietario resultó ser una gran persona y muy agradable. Me la entregó incluso con el depósito lleno y algún extra como la pequeña cúpula que se ve en las fotos. A mi me gusta cómo queda.
Enseguida comencé a hacerle las primeras fotos a la moto, aunque ya era de noche.

Viendo la Royal aparcada frente al restaurante al que fuimos a cenar pensaba en que esa misma imagen habría sido igual unas cuantas décadas atrás en el tiempo.
Así se me ocurrió probar cómo quedaría una foto de la moto en blanco y negro.

El resultado confirma lo que yo pensaba. Perfectamente esa foto podría haber sido tomada en los años sesenta del siglo pasado.

Lo mismo pensé en el momento de salir hacia Zaragoza el día siguiente. El resultado vuelve a hablar por si solo

Con unos pequeños retoques la foto parece un anuncio de época.
Llegado el momento de partir tenía unos trescientos kilómetros por delante en el que sería el primer viaje con esta moto. En el trayecto pensaba hacer varias fotos de la nueva máquina con bonitos paisajes que iría encontrando por las carreteras secundarias que tomaría para disfrutarla lo máximo posible.

Al principio así fue. El día no era malo y las carreteras que había elegido eran perfectas para mi Classic. Esta moto se disfruta a 90/100 km/h, no más. Ella es así y es parte de su encanto.
Todo iba bien. Suavidad de funcionamiento con sus típicas vibraciones, el precioso sonido del motor que me iba sacando sonrisas mientras lo escuchaba…
Hasta que súbitamente el tiempo cambió. Me estaba acercando al Coll de Ares cuando empezó a soplar viento muy fuerte y la temperatura cayó en picado. El día pasó de bueno a uno de esos días malos para ir en moto. Pasé mucho frío y ello no invitaba a parar a hacer fotos.
Marco venía detrás con su coche. Yo iba sufriendo por el frío que hacía por las cimas más altas del Maestrazgo y a la vez disfrutando por lo bien que iba la moto.
Solo paramos dos veces para tomar un café mientras yo tiritaba en un pueblo llamado Forcall y luego en Albalate del Arzobispo. Aún paramos una vez más para repostar en Lécera.

En la gasolinera de Lécera el señor que nos atendió se quedó sorprendido con la moto. El pensó que se trataba de una Royal Enfield antigua muy bien restaurada y casi no se creía que solo tuviera dos años.
Continuamos haciendo camino. El frío ya era menos, pero el viento iba aumentando. Ya no paré hasta llegar a casa.
Por fin había llegado. Dejé a la Classic junto a mi veterana compañera de aventuras, mi querida Vespa mientras yo empezaba a entrar en calor.

Ya recuperado hice unas cuantas fotos más a mi nueva compañera de rutas.
Habrá opiniones para todo, pero a mi me parece más bonita cuanto más la miro.
Personalmente pienso que queda mucho más bonita sin el asiento del pasajero.
Es una moto que se disfruta mirando, escuchando y viajando con ella a ritmos muy tranquilos. Es cierto que no corre para ser una quinientos, pero a mi me compensa por todo lo demás que ofrece.
Al poco tiempo de tenerla descubrí por casualidad que tengo una moto con historia. Resulta que buscando pruebas de la Classic 500 en revistas me encontré esto en un test de una Solo Moto.
https://solomoto.es/comparativa-royal-enfield-bullet-500-efi-classic-500-efi-continental-gt-535/
Me quedé muy sorprendido al darme cuenta de que la moto de la prueba era precisamente… la mía!

Se ve que el que la probó lo pasó muy bien con ella.

La verdad es que me hizo mucha ilusión descubrir esto. Me gustaría conseguir esa revista en papel. Sería un buen recuerdo.
Por cierto. Mi amigo Marco compró también la Royal Enfield que fue a ver y unos días más tarde la recibiría en su casa. No tardaremos en hacer con las dos motos alguna ruta interesante que publicar.
De momento estoy deseando que mejore un poco el tiempo para hacer algún viajecillo con ella. A ver si es pronto.
Dioni Salavera.
Además de muy bonita, es una moto muy especial. Tiene mucha personalidad.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Hola
Me gustaLe gusta a 1 persona