Ruta de los cuatro reinos.

Un recorrido por los límites de Aragón, Castilla León, La Rioja y Navarra.

En este atípico pandémico verano de 2020 las cosas que creíamos sencillas se han complicado. Viajar en moto es una de ellas.

Lo que teníamos al alcance de la mano en cualquier momento, coger nuestra moto y salir sin más se ha convertido en algo codiciado y en algunas ocasiones difícil de realizar. Este golpe de realidad nos ha hecho apreciar más las cosas sencillas, como esta pequeña escapada.

Mojón que marca el punto de encuentro entre Aragón, La Rioja y Navarra

Este recorrido no es muy largo, pero discurre por cuatro comunidades autónomas. En el descubrirás curiosidades que a mi, con cierto interés por la geografía me sorprendieron.

Por ejemplo. ¿Sabias que Aragón y La Rioja lindan por unos cuatro kilómetros? Esta frontera entre las dos comunidades forma un pasillo que separa a Navarra y Castilla León. Es además cuna de muchas anécdotas curiosas.

Localización de la ruta

Pero bueno. Vamos a la ruta, que es lo que nos interesa.

Salí como siempre de Utebo con dirección a Logroño. Al llegar a Pedrola me desvié para ir a parar a Borja pasando por Pozuelo y Ainzón.

Cuando estás llegando a Borja lo que más destaca es su castillo o, más bien lo que queda de el.

Borja

El castillo de Borja aparece en alguna de las “Leyendas” de Bécquer. Hace muchos años que la leí, pero creo recordar que contaba cómo la fortaleza se construyó en una noche por arte de magia.

No me detuve allí en esta ocasión y continué hacia Tarazona.

Tarazona

Siempre que paso por Tarazona y la veo desde la carretera me parece monumental, espectacular.

Me habría gustado entrar y visitarla, pero estuve allí no hace mucho y tampoco me sobraba tanto tiempo.

Pocos kilómetros después de Tarazona dirección a Soria hay un pequeño puerto de montaña y, al llegar a la cima de este se encuentra un cartel que indica hacia la Estación de la Nava. Pues ese desvío tomé. Se trata de una carretera que une la NN-122 con la N-113. Al llegar a la N-113 giré a la derecha para ir a un pequeño pueblo riojano llamado Valverde.

Quise ir a este pueblo por una peculiaridad que me resultó la mar de curiosa cuando la conocí. Resulta que en Valverde se encuentra la frontera entre Aragón y La Rioja, siendo esta línea imaginaria tan caprichosa que deja una parte del pueblo en cada comunidad.

Tan bien hecha está la división que hay una casa que tiene el baño y la cocina en La Rioja y las demás habitaciones en Aragón, concretamente en la provincia de Zaragoza.

Esto mismo sucede en la estación, que tiene también dependencias en las dos regiones e incluso por la calle que conduce a esta una acera pertenece a Zaragoza y la de enfrente a La Rioja.

Valverde y la frontera

Crucé el pueblo por la carretera que lo atraviesa y observé que las farolas que la iluminan son diferentes a un lado y otro de la línea divisoria.

A un par de kilómetros hacia el norte de Valverde comienza Navarra y allí se puede ver un mojón de tres caras que marca el punto de encuentro entre La Rioja, Navarra y Zaragoza.

Cuenta la leyenda que allá por el año1196 se reunieron en ese lugar los reyes de Castilla, Aragón y Navarra para tratar sus asuntos sin abandonar ninguno de los tres su reino.

Volví otra ver a Valverde y tras dos kilómetros más hacia el sur entré en la provincia de Soria. Pasar por cuatro comunidades en poco más de quince minutos no está nada mal.

Ya en Soria hice una parada en Matalebreras. Un pequeño pueblecito en el que he tenido ocasión de veranear alguna vez. Te aseguro que por aquí los veranos son tirando a frescos. Hay que tener en cuenta que nos encontramos a unos mil metros de altitud.

Matalebreras

Matalebreras es un pueblo muy tranquilo y muy agradable para pasear. De vez en cuando te ofrece sorpresas como su pequeño parque en el que se conserva un miliario y un resto de calzada romana.

Miliario y calzada

Otra cosa que llama la atención es el lavadero. El lugar donde antaño iban las mujeres a lavar la ropa en invierno y en verano.

Era lo que había no hace tanto tiempo. Eran condiciones de vida duras. Ahora ya rara vez se utilizan los lavaderos públicos, pero me gusta cuando paso por pueblos que todavía los conservan como este.

Lavadero

En la entrada de Matalebreras está el desvío que indica para ir a San Pedro Manrique. Esa carretera es la que seguí durante los siguientes 35 kilómetros.

Trebago

Por esta zona, cada pocos kilómetros hay un torreón de vigilancia. Se usaban para proteger la frontera del Reino de Aragón que por entonces llegaba hasta aquí.

Existe un recorrido para hacer caminando o en bici que une todos estos torreones.

Castillo de Magaña

También es habitual encontrar algún que otro castillo aunque esté en ruinas, como el de Magaña. No olvidemos que por estos lares estamos en Castilla.

La carretera continuaba serpenteando y de vez en cuando me ofrecía algún pequeño puerto de montaña.

Carretera de San Pedro Manrique

O curiosidades, como las huellas de dinosaurios que se conservan en algunas rocas

Huellas de dinosaurio

Vi un desvío a un pueblo llamado Valdelavilla y por allí que me metí.

Valdelavilla

Valdelavilla es una pequeña aldea que en su día se quedó despoblada. Con los años se fue recuperando como centro de turismo rural y ahora es posible pasar allí unas tranquilas vacaciones en un entorno precioso. Según me contaron organizan también campamentos para practicar el inglés.

Valdelavilla

También es posible que lo hayas visto por la tele sin saberlo, ya que aquí se rodó la serie “El pueblo”

Valdelavilla

Esta aldea tiene pinta de ser un buen lugar para olvidarse del estrés.

Volviendo a la carretera continué para llegar a San Pedro Manrique. Lo que me llevó muy poco tiempo.

San Pedro Manrique

San Pedro es otro de esos pueblos bonitos.

Es muy conocido por la tradicional celebración del paso del fuego que tiene lugar cada año. Consiste en que los mozos pasan descalzos pisando varios metros de ascuas incandescentes. No me preguntes cómo ni por qué, pero al parecer no se queman.

Míralo si quieres en este enlace. Es increíble. https://m.youtube.com/watch?v=2BywJztmKMQ

San Pedro Manrique

Toda la fiesta tiene lugar en un recinto conocido como paso del fuego.

San Pedro Manrique

Al ver donde tiene lugar este acto me sorprendió. Es mucho más pequeño de lo que imaginaba. Aún así parece que cabe bastante gente.

San Pedro Manrique

Bajando del recinto del paso del fuego para seguir con mi ruta pasé por algunas calles encantadoras.

Desde San Pedro me desvié hacia Logroño y seguí pasando por más pueblos bonitos, como Yanguas.

Yanguas

Si pasas por Yanguas no olvides parar nada más pasar la iglesia para ver un puente romano que está ahí mismo.

Yanguas

Son solo ocho o diez metros los que lo separan de la carretera. Yo me alegré por haber descubierto este lugar.

Yanguas

De nuevo en marcha tras la breve parada para pasar junto al embalse de Enciso y segur hasta Arnedillo.

Este tramo de carretera es muy bueno, con buen asfalto y curvas bonitas. Además vi que los guarda raíles estaban protegidos, cosa que se agradece.

Embalse de Enciso

Nueva parada en Arnedillo para echar un vistazo a las pozas de agua caliente. Son unas antiguas termas romanas que se construyeron para aprovechar el agua caliente que mana en esa zona del río Cidacos.

Arnedillo

El agua sale bastante caliente y te puedes bañar la mar de a gusto en pleno invierno y además es gratis.

La verdad es que tiene más gracia bañarse allí en invierno y más cuando desde el calorcillo del agua ves la nieve, como ya he comprobado alguna vez.

Como no me apetecía darme un baño seguí haciendo marcha.

La siguiente parada fue en Herce. Todo este valle tiene unas formaciones rocosas muy caprichosas y además hay muchas cuevas excavadas por todas partes. Esto, junto con el color de la tierra hacen un paisaje precioso.

Herce

Visto Herce continué hasta Autol. Lugar donde hay dos formaciones de roca curiosas donde las haya. Se les conoce como El Picuezo y La Picueza. La más alta ronda los cuarenta metros y son tan espectaculares que no parecen obra de la naturaleza, pero si que lo son.

Autol

Dada la hora y lo tranquilo del lugar este fue un buen sitio para comerme mi bocata y montar de nuevo en la moto para llegar ya de un tirón a casa.

Esta ruta en la que recorrí 382 kilómetros, con salida y llegada en Utebo fue muy tranquila y placentera. Además no me encontré con casi nadie en todo el camino. Supongo que algo tendría que ver el que fuera lunes.

Espero que te haya gustado y, si te animas a hacerla solo decirte que tengas precaución por las carreteras tirando a malas y con los animales que es fácil que se crucen. No es raro ver por allí ciervos, corzos o jabalíes.

Con estas precauciones en mente solo te queda disfrutar el recorrido.

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